Eso sí, los ideólogos de la propaganda oficial se cuidaron muy bien de remarcar que vivimos en una sociedad de clases, en la que un joven de clase media no es lo mismo que un pibe de la villa. Pero la distinción no la hacen para cuestionar a esta misma sociedad de clases, sino para "prevenirnos" de sus efectos.
Así, los mensajes (incluyendo las estéticas, las músicas y
hasta las voces en off) se diferencian de tal modo que nadie puede confundirse.