El tobogán kirchnerista no tiene fin. Ver a los "progres" bienpensantes amigos de Cristina discutir con los parásitos clericales de la Conferencia Episcopal Argentina sobre la autenticidad o no de un telegrama de Bergoglio es tan, tan, tan de derecha que la verdad no daría siquiera para un comentario en serio.
Más allá de que crean o no en la existencia de Dios (lo que no viene al caso), verlos y escucharlos llenos de gozo al confirmar que el telegrama es legítimamente papal da vergüenza ajena.
Bastó la orden sagrada de la ricachona del Calafate para que pasaran de boquear con la "liberación" y chamuyar con la memoria de los desaparecidos a lamer gustosos la parafina rancia y asquerosa de los candelabros vaticanos.
No dejan de sorprender. Y de dar pena (pero no compasión ni misericordia, claro).
Imaginá que sos un toro...
Sentí el escarnio al que sometieron a cientos, miles
de tus antepasados;
el languidecer de cada "ejemplar" paseado por la plaza, agujereado con
banderillas de colores y ensartado por la médula con un
sable bendecido
por el Rey.
Y en tu último hálito... te cortan la oreja y se la llevan de trofeo...
Imaginá, sentí y gritá... ¡Hay que tomar el asta, por los toros!
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sábado, 24 de mayo de 2014
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