"Una de las que quemó el muñeco es María Laura Bretal, a ella mi hijo le daba de comer cuando estaban detenidos en el campo de concentración (…) Y ahora ella viene y hace esto. Y bueno, se sacaron la careta.
Así es la izquierda, siempre funcional a la derecha".
(Hebe Pastor de Bonafini)
“Es falsa la acusación, no fui parte de la organización de la marcha ni mucho menos partícipe
del acto a que se refieren (…) La quema del genocida Milani y el agravio a Hebe y las Madres,
me consta que no era parte de las acciones acordadas por la Multisectorial.”
(María Laura Bretal, exdetenida desaparecida de La Cacha)
Saltaste, muñeco. Con qué
bravura saltaste. Con qué irreconocible ira saltaste, muñeco. Como si te
hubieran tocado una fibra íntima, como si realmente se te hubiera abofeteado la
moral.
Pero, ¿sabés? Yo no te
creo un carajo. No, al menos, en ésta.
No sé si te importa, pero
igual te voy a contar algo importante. Hace veinte años fuimos varios los que,
viendo a esa mujer robusta, enojadamente robusta, encabezando una legión de
madres con pañuelos blancos en la cabeza desafiando a la cana, a los
funcionarios, a los jueces y hasta a las cámaras de televisión, chantándoles la
verdad en la cara y denunciándolos, a todos, por corruptos sin principios y
vasallos del genocidio; empezábamos a estar con ella.
Ahí, frente a esos
sicarios que indultaban, que posados sobre obediencias debidas decretaban
puntos finales sin presunto retorno. Cantándoles las cuarenta. Porque lo único
que teníamos era eso, las gargantas para cantar las cuarenta.