Once trabajadores fueron condenados, algunos a prisión perpetua, por un crimen que no cometieron.
A las torturas sufridas por ellos en estos años se suma "todo el peso de la ley" descargado sobre sus espaldas. Una ley hecha a medida de los poderosos y aplicada por una Justicia de clase.
Como hace siglos, como con miles y miles de obreros y obreras a lo largo de nuestra historia.
Pero esos once petroleros no están solos.
Ni la amiga de Moria Casán, ni sus amigos de los tribunales santacruceños, ni sus socios multinacionales tienen noción de lo que les espera.
Esos obreros van a ser liberados por la lucha incansable de la clase obrera.
Y la ley, la de los poderosos, será enterrada junto a los huesos del último burgués.
No están solos compañeros. La lucha, nuestra lucha, recién empieza...
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-"Fui una persona de derecha toda mi vida [...] No me quiero meter con el tema de los desaparecidos. Tengo muchos amigos y amigos de mi padre, que era militar, muertos por la represión. La gente de los desaparecidos piensa que sólo es un horror lo de los desaparecidos, y yo pienso que es un horror lo que pasó del otro lado [...]
-¿Cómo te sentías en la dictadura Moria?
-"Cómoda, muy cómoda [...] Es un horror de los dos lados; los señores cumplieron con lo que había que cumplir. Acá hubo una guerra...” (Entrevista a Moria Casán, 22.05.06.)
Afiche de película protagonizada por Casán (1980) |
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