Mi
caracterización de Scioli en realidad no difiere mucho de la de
Macri. En ese sentido mal me podría satisfacer que gane uno en
detrimento del otro. Aclaro de entrada, para que nadie piense que el
título de esta reflexión conlleva una valoración menos negativa
sobre el gobernador de la Provincia que sobre el jefe de Gobierno de
la Ciudad.
Pero en
medio de tanto debate de si voto en blanco sí, voto en blanco no, lo
que me puse a pensar es si en verdad no estaría bien que gane
Scioli. Porque yo voto en blanco y hago campaña para que mucha,
muchísima gente vote en blanco. Pero, como dice Serrat, “puestos a
escoger”...
Te explico,
muñeco. Hace rato que lo conocemos a Scioli. Hace ocho años que es
el gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Yo vivo ahí. Y yo sé
qué hizo Scioli para dejar la salud pública en estado de
emergencia, cómo no pasó la prueba de hacer algo bueno por la
educación pública, cómo vació el IOMA, cómo permitió la
violación sistemática de los derechos humanos, cómo convirtió a
la provincia en un verdadero Estado de excepción, cuánto le importa
la vivienda, el trabajo y la vida del pueblo trabajador.
¿Sabías
que con Scioli aumentaron y llegaron a niveles récord las
violaciones a los derechos humanos en la Provincia? Sí. Con Scioli
hubo mucho más gatillo fácil policial contra los pibes pobres. Hubo
más detenciones arbitrarias con el único fin de acomodar las
estadísticas para justificar el engorde de la cana. Hubo más
torturas en cárceles y comisarías, porque el Servicio Penitenciario
y la Bonaerense no cambiaron desde la dictadura y el duhaldismo (el
mismo perro con otro collar, pero ladra y muerde como siempre). Y
hubo, desgraciadamente, muchas más muertes. En comisarías, en
cárceles y también en hospitales neuropsiquiátricos del Estado.
Porque ni siquiera se salvaron esos parias a los que el sistema llama
locos y los despoja de toda autodefensa.
Si hasta la misma Comisión por la Memoria que financia el Estado provincial tuvoque salir a denunciarlo por las atrocidades que están a la vista de
quien quiera verlas.
Te escucho
decir que atacando a Scioli le hago el juego a Macri y me da mucha
risa. En serio. Me da risa que esa mentalidad de clase media progre,
asustada por no querer perder las miserias que juntó en 12 o en 18
cuotas, termine justificando que Jack el Destripador se haga del
gobierno sólo para que no gane Freddy Krueger. Esa misma mentalidad
que revienta de tanto sapo atragantado durante años y hoy asiste a
su degeneración cúlmine en nombre de vaya uno a saber, a esta
altura, qué “proyecto”.
Hace rato
que lo conocemos a Scioli, muñeco. Y vos también, no jodas. ¿Y
sabés qué? Ni siquiera hace falta que me remonte a su noventismo,
ni a cuando lanzaba loas a la dictadura, ni a cuando como buen
“ganador” del modelo menemista hizo apología de la
convertibilidad, las privatizaciones y el “ingreso al Primer
Mundo”. No hace falta eso. Alcanza con lo que es Scioli hoy, acá,
en 2015.
Scioli es
de derecha, conservador, chupacirios, represor, hipócrita y servidor
del poder. Todo eso. Scioli es contrarrevolucionario por donde se lo
mire. Scioli es el que nunca quiso encontrar a Julio López, el que
nunca quiso encontrar a Luciano Arruga y el que se abrazó, cuidó y
encubrió a los desaparecedores y asesinos.
Scioli es
el que le dio todo el poder a la cana para que robe, torture y mate a
cambio de cuidar los intereses supremos de la alta burguesía. De la
que hace sus negocios “legalmente”, pero también de la que
compra y vende en la clandestinidad. Porque vos también sabés que
en esta provincia no se trafica una chica de prostíbulo en
prostíbulo, ni se vende un gramo de merca ni se compra un paragolpes
choreado sin que el comisario, el sargento y el cabo participen.
Y encima
Scioli nos deja con el doble de esos asesinos a sueldo de los que
había cuando asumió. Todo en nombre de la “seguridad”.
Y no te olvides que Scioli es el que cerró casi todos los (pocos) refugios que había en la Provincia para que las mujeres victimas de la violencia machista puedan, al menos, empezar un camino diferente, lejos de sus victimarios maridos, parejas o padres.
Una
anécdota. Corría el año 2008. Scioli ya llevaba varios meses como
gobernador. En la capital provincial, La Plata, más precisamente en
Olmos, entre
el 17 y 18 de abril la policía Bonaerense al mando de Scioli asedió
durante horas la planta de la fábrica textil Mafissa y desalojó
violentamente a los trabajadores que venían peleando contra los
despidos y suspensiones masivas. Dieciocho obreros terminaron
detenidos. El inmenso operativo que incluyó más de 500 efectivos de
la policía, de infantería y caballería, la utilización de
helicópteros, incluido el grupo Halcón, fue el puntapié para que
la patronal (en alianza con el gobierno nacional y el provincial),
junto a la burocracia de Asociación Obrera Textil pudiera avanzar
sobre la organización de los trabajadores dentro de la fábrica e
imponer la política de flexibilización laboral, contratos
temporarios y salarios de miseria que hoy pesan sobre la fábrica.
¿Y sabés
una cosa? Scioli le brindó todo el apoyo a los empresarios, la
familia Curi, que no sólo superexplotan hoy sino que se llenaron de
plata con la dictadura. La memoria de los 15 obreros de la vieja
Petroquímica Sudamericana (hoy Mafissa) que siguen desaparecidos
grita rabiosa ante tanta impunidad.
Leíste
bien más arriba. Medio millar de uniformados, helicópteros y el
Grupo Halcón; todo eso para impedir que una veintena de obreros
ocupen sus puestos de trabajo rechazando los despidos. Y mientras
tanto los grandes capitalistas del narcotráfico, esos a los que les
sirve mucho para enriquecerse que la droga esté prohibida, viven en
los mismos barrios privados que gran parte del funcionariato
kirchnerista.
Ese es
Scioli, muñeco. Igual yo sé que vos todo eso lo sabés.
Pero lo
grave es que sabiendo todo eso, y sin que Scioli haga ningún
esfuerzo para disimularlo, vos y tantos otros me quieran convencer a
mí de que hay que votarlo. Y encima si no lo hago termino
favoreciendo a la derecha de Macri (Risas).
Sé que a
esta altura, intentar convencerte es una boba quimera. Si llegaste hasta
acá y seguís insistiendo en que atrás de Scioli viene el “nunca
menos”, ¿qué sentido tiene que te siga discutiendo?
Por eso, me
remito sólo a hacer este acto de defensa de mi voto en blanco. Pero
con una aclaración. Entre nosotros, la verdad estaría bien que gane
Scioli. Totalmente.
Estaría
bien que gane Scioli para que la caterva de mentecortas que no
supieron diferenciar entre un voto en blanco para luchar de un voto
positivo cómplice se tengan que morder la lengua cuando su
presidente anuncie que se corta el chorro, que hay que ajustar los
cinturones y que no es momento para joder con paritarias ni
mantenimiento de subsidios.
Estaría
bien que gane Scioli para que millones de laburantes que votaron
confiados en que nada iban a perder con el kirchnerismo, hagan la
experiencia definitiva y empiecen a pensar cada vez más en que la
armonía entre los capitalistas y los trabajadores es una utopía
reaccionaria.
Estaría
bien que gane Scioli para desenmascarar un sucio relato lleno de
mentiras y ficciones que durante años nos habló de igualdad y de
liberación. Un relato sin sustento, que dijo combatir a las
corporaciones pero se entremezcló con ellas; que dijo defender los
derechos humanos pero armó un sistema de espionaje interno infernal
para controlarnos y perseguirnos; que prometió un bienestar general
pero se va dejando precariedades por todos lados; que gritó Memoria
pero se dedicó a que todos nos olvidemos de López, de Arruga, de
Marita Verón, de Daniel Solano, de Mariano Ferreyra, de los
inmigrantes pobres asesinados en el Indoamericano, de los indígenas
pobres asesinados en Chaco y Formosa.
Estaría
bien que gane Scioli para que te demuestre, muñeco, que fuiste un
idiota útil de la mano dura camuflada.
O mejor,
estaría bien que gane Scioli para que te saques vos mismo la careta,
muñeco. Para que ya no me vengas con tu sensibilidad nacanpop a
hablarme de los pobres, de la inclusión y de la ampliación de
derechos. Porque capaz estás tan pegado al aparato del Estado que no
te va a costar nada cambiar de camiseta y pasar a justificar
devaluaciones, aumentos de tarifas, rebajas de sueldos, inflaciones
criminales, recortes de gastos, despidos y suspensiones.
Estaría
bien que gane Scioli, de paso, para que, si no sos tan peronista,
cuando nos encontremos en la calle peleando contra ese presidente que
ayudaste a construir al menos reconozcas nuestra lucha durante la
década en la que los verdaderos ganadores fueron unos pocos.
“Si
realmente estaría bien que gane Scioli, ¿entonces por qué no lo
votás?”, me vas a preguntar.
No, muñeco. Si a
ustedes no les alcanzan los votos que puedan rascarle al facho de
Massa no pretendan convencernos de que a Scioli hay que votarlo
porque es más de izquierda que Macri.
De todos modos, es
muy probable que vos a esta altura no entiendas nada de principios. Y
por eso tu cabecita afiebrada te hace enojar con los que siempre
dijimos lo mismo y no claudicamos frente a los chamuyos de ocasión.
Pero curiosamente no te enojás con la cheta Rabolini, con el
“mataguachos” Granados, con la hambreadora Batakis, con el agente
de la dictadura Casal, con la gorila De Lucía, con el gatillo fácil
Matzkin, con el carapintada Berni y con el resto del personal.
Y deberías
enojarte, muñeco. Porque todos ellos, bendecidos por el nefasto
Jorge Bergoglio desde su trono vaticano, son los que van a asumir en
representación de tu “proyecto”.